lunes, 5 de mayo de 2014

LA OPOSICIÓN AL SISTEMA. EL NACIMIENTO DE LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS.

INTRODUCCIÓN:
Totalmente excluidos del sistema político de la Restauración  y al principio perseguidos había varios grupos políticos: los carlistas, los republicanos, los partidos y sindicatos obreros y los regionalistas o nacionalistas. Estos grupos estaban marginados de la política, fiera del sistema político de la Restauración.
1. LOS CARLISTAS hacia poco que habían sido derrotados en la guerra por tercera vez estaban en plena decadencia. Además se dividieron entre los que al final aceptaron el orden político liberal que integraron en el Partido Conservador, el más cercano a sus esquemas ideológicos y los que continuaron con sus ideas, con muy poca influencia menos Navarra.
2. LOS REPUBLICANOS también estaban en decadencia después del fracaso de la I República. La mayoría eran intelectuales de izquierda. Además estos republicanos eran muy pocos y estaban divididas en varios grupos que tenían opiniones muy diferentes, lo único que tenía en común era el rechazo a la monarquía. El líder republicano más famoso era el conservador Castelar, que fue presidente de la I República. También había un grupo federalista, el de Pi y Margall. Otro de los grupos era el de los progresistas-demócratas de Ruiz Zorrilla.
3. EL MOVIMIENTO OBRERO. Es la lucha de los trabajadores por mejorar sus condiciones de vida y de trabajo a través de organizaciones sociales, sindicales o políticas. Al principio, en España, tenían carácter revolucionario, porque se oponían al sistema económico capitalista que condenaba a los trabajadores a vivir miserablemente en beneficio de los empresarios (burguesía). Aparece con fuerza en la segunda mitad del siglo XIX.
Los grupos obreros más importantes son los anarquistas y los socialistas-marxistas. Los anarquistas luchaban contra el Estado. La ideología anarquista defiende el derecho a la plena libertad de los individuos y es contraria a la participación política. Un sector muy radical del anarquismo practicó la violencia terrorista contra miembros de la oligarquía economía y política. Los socialistas (marxistas) querían hacer una revolución que derribara al estado burgués. Para ello tenían que crear un partido de la clase obrera (el Partido Socialista). Para después llegar a la revolución y abolir las clases sociales y la propiedad privada. El objetivo de ambas ideologías obreras (la anarquista y la marxista) era lograr la plena igualdad social.
Los anarquistas fueron mayoría en la clase obrera española durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio el XX, al contrario que en Europa, en donde la mayoría era el socialismo. El anarquismo estuvo más extendido por la zona mediterránea y el sur: Aragón, Levante y sobre todo Andalucía. También hubo una importantísima presencia anarquista en la ciudad más industrializada del país: Barcelona. El socialismo tenía más partidarios en Madrid, las regiones del centro y las zonas industriales de Asturias y País Vasco.
En 1874, poco después del golpe de estado del general Pavía, fueron disueltas por decreto todas las organizaciones españolas afiliados a la AIT (Primera Internacional), por lo que el movimiento obrero pasó a la clandestinidad hasta que en 1881 Sagasta las legalizó de nuevo con la Ley de Asociaciones. Entonces se formó la Federación de Trabajadores de la Región Española, de ideología anarquista. En esta federación hubo fuertes debates entre partidarios contrarios al uso de la violencia como método de acción. La represión del gobierno fue fuerte contra los grupos terroristas. En 1911 nació la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato anarquista que se convirtió en la organización más influyente y con mayor número de afiliados.
Pablo Iglesias fundó en 1879 el Partido Socialista Obrera Española (PSOE). Las ideas marxistas están presentes en el PSOE desde su creación, y su programa se resume en la conquista del poder político por la clase obrera, la conversión de la propiedad privada en colectivo y la abolición de las clases sociales. También querían conseguir mejoras de tipo laboral (prohibición del trabajo infantil, jornada laboral de ocho horas, igualdad salarial para ambos sexo, seguridad social para todos los trabajadores…) y político (derechos de asociación y reunión, liberta de prensa, sufragio universal). En 1888 nació en  Barcelona la Unión General de Trabajadores (UGT), sindicato hermano del PSOE que también fundó pablo Iglesias. El PSOE comenzó a presentarse a las elecciones a finales del siglo XIX, pero al principio con muy poco éxito.
4. LOS REGIONALISMOS Y NACIONALISMOS. Hay varios motivos para el progreso de los nacionalismos a finales del s. XIX. El primero es la ideología conservadora de la oligarquía española durante la Restauración, que ignoraba de las diferencias culturales de las diferentes regiones. Las dos regiones que se industrializaron fueron el País Vasco y Cataluña, que cada una tenía su propia lengua, tradiciones y cultura. La pérdida de las últimas colonias en 1898, que afectó mucho a la industria catalana sobre todo, significó una mayor desconfianza del País Vasco y Cataluña hacia el gobierno español.
En Cataluña el nacionalismo empezó con la burguesía que defendía la defensa de la cultura y las tradiciones catalanas, además de su lengua. Este movimiento cultural se llamó la Renaixença. Sus principales representantes fueron Valentí Almirall y Prat de la Riba. Con el paso del tiempo este movimiento empezó a tener carácter político que quería un estatuto de autonomía, pero no la independencia. A final del siglo XIX se crearon los dos partidos nacionalistas catalanes de la época: en 1882 el Centre Catalá y en 1887 la conservadora Lliga de Catalunya. Gracias a Prat de la Riba ambos grupos se unieron 1891, y se llamó Unió Catalanista. En su primera asamblea (1892) se aprobaron las Bases de Manresa, donde se quería conseguir una amplia autonomía a Cataluña.
En el País Vasco los orígenes del nacionalismo fueron la defensa de los fueros que habían hecho los carlistas. La abolición del régimen foral en 1876 fue como un insulto y un atentado contra sus derechos históricos. Hubo dos opiniones: los que pedían la recuperación de los fueros y los que quisieron aprovechar las circunstancias para conseguir alguna compensación económica del gobierno. El nacionalismo vasco no era burgués, sino de los campesinos y clero derrotados en las guerras carlistas. Además los elementos culturales vascos (costumbres, folklore, deportes, lengua) estaban en peligro por la política unificadora de España, pero también por la inmigración de trabajadores españoles que iban a trabajar en la industria vasca. Para la defensa de la identidad nacional vasca se creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895 por Sabino Arana. El PNV estaba entre dos ideologías: la de los independentistas y las de los que querían una autonomía política pero aceptando la pertenencia a España. Estos últimos eran la burguesía industrial y financiera, que utilizaron las ideas radicales del otro sector para presionar al gobierno español y conseguir sus deseos.
Otros movimientos regionalistas de menos importancia política fueron los de Galicia y Andalucía, iniciados ya en  el siglo XX. Sus líderes respectivos fueron Alfredo Brañas y Blas Infante. Los dos reivindicaban una autonomía política.
CONCLUSIÓN
Este recorrido deja claro que el sistema canovista no contento a toda la clase política, al contrario, éste fue utilizado para que las minorías políticas pudieras reivindicar sus programas en una España que se convirtió otra vez en monárquica. En el origen de los nacionalismos podemos entender los actuales deseos de vascos y catalanes en la situación política actual.


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