INTRODUCCIÓN:
Totalmente excluidos del sistema político de la Restauración
y al principio perseguidos había varios
grupos políticos: los carlistas, los republicanos, los partidos y sindicatos
obreros y los regionalistas o nacionalistas. Estos grupos estaban marginados de
la política, fiera del sistema político de la Restauración.
1. LOS CARLISTAS hacia
poco que habían sido derrotados en la guerra por tercera vez estaban en plena
decadencia. Además se dividieron entre los que al final aceptaron el orden político
liberal que integraron en el Partido Conservador, el más cercano a sus esquemas
ideológicos y los que continuaron con sus ideas, con muy poca influencia menos
Navarra.
2. LOS REPUBLICANOS también
estaban en decadencia después del fracaso de la I República. La mayoría eran
intelectuales de izquierda. Además estos republicanos eran muy pocos y estaban divididas
en varios grupos que tenían opiniones muy diferentes, lo único que tenía en común
era el rechazo a la monarquía. El líder republicano más famoso era el
conservador Castelar, que fue presidente de la I República. También había un
grupo federalista, el de Pi y Margall. Otro de los grupos era el de los
progresistas-demócratas de Ruiz Zorrilla.
3. EL MOVIMIENTO
OBRERO. Es la lucha de los trabajadores por mejorar sus condiciones de vida
y de trabajo a través de organizaciones sociales, sindicales o políticas. Al
principio, en España, tenían carácter revolucionario, porque se oponían al
sistema económico capitalista que condenaba a los trabajadores a vivir miserablemente
en beneficio de los empresarios (burguesía). Aparece con fuerza en la segunda
mitad del siglo XIX.
Los grupos obreros más importantes son los anarquistas y los
socialistas-marxistas. Los anarquistas luchaban contra el Estado. La ideología anarquista
defiende el derecho a la plena libertad de los individuos y es contraria a la participación
política. Un sector muy radical del anarquismo practicó la violencia terrorista
contra miembros de la oligarquía economía y política. Los socialistas
(marxistas) querían hacer una revolución que derribara al estado burgués. Para ello
tenían que crear un partido de la clase obrera (el Partido Socialista). Para después
llegar a la revolución y abolir las clases sociales y la propiedad privada. El objetivo
de ambas ideologías obreras (la anarquista y la marxista) era lograr la plena
igualdad social.
Los anarquistas fueron mayoría en la clase obrera española
durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio el XX, al contrario
que en Europa, en donde la mayoría era el socialismo. El anarquismo estuvo más
extendido por la zona mediterránea y el sur: Aragón, Levante y sobre todo Andalucía.
También hubo una importantísima presencia anarquista en la ciudad más
industrializada del país: Barcelona. El socialismo tenía más partidarios en Madrid,
las regiones del centro y las zonas industriales de Asturias y País Vasco.
En 1874, poco después del golpe de estado del general Pavía,
fueron disueltas por decreto todas las organizaciones españolas afiliados a la
AIT (Primera Internacional), por lo que el movimiento obrero pasó a la
clandestinidad hasta que en 1881 Sagasta las legalizó de nuevo con la Ley de
Asociaciones. Entonces se formó la Federación de Trabajadores de la Región
Española, de ideología anarquista. En esta federación hubo fuertes debates
entre partidarios contrarios al uso de la violencia como método de acción. La represión
del gobierno fue fuerte contra los grupos terroristas. En 1911 nació la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT), sindicato anarquista que se convirtió en la organización
más influyente y con mayor número de afiliados.
Pablo Iglesias fundó en 1879 el Partido Socialista Obrera
Española (PSOE). Las ideas marxistas están presentes en el PSOE desde su creación,
y su programa se resume en la conquista del poder político por la clase obrera,
la conversión de la propiedad privada en colectivo y la abolición de las clases
sociales. También querían conseguir mejoras de tipo laboral (prohibición del
trabajo infantil, jornada laboral de ocho horas, igualdad salarial para ambos sexo,
seguridad social para todos los trabajadores…) y político (derechos de asociación
y reunión, liberta de prensa, sufragio universal). En 1888 nació en Barcelona la Unión General de Trabajadores
(UGT), sindicato hermano del PSOE que también fundó pablo Iglesias. El PSOE comenzó
a presentarse a las elecciones a finales del siglo XIX, pero al principio con muy
poco éxito.
4. LOS REGIONALISMOS
Y NACIONALISMOS. Hay varios motivos para el progreso de los nacionalismos a
finales del s. XIX. El primero es la ideología conservadora de la oligarquía española
durante la Restauración, que ignoraba de las diferencias culturales de las
diferentes regiones. Las dos regiones que se industrializaron fueron el País Vasco
y Cataluña, que cada una tenía su propia lengua, tradiciones y cultura. La pérdida
de las últimas colonias en 1898, que afectó mucho a la industria catalana sobre
todo, significó una mayor desconfianza del País Vasco y Cataluña hacia el gobierno
español.
En Cataluña el nacionalismo empezó con la burguesía que
defendía la defensa de la cultura y las tradiciones catalanas, además de su
lengua. Este movimiento cultural se llamó la Renaixença. Sus principales
representantes fueron Valentí Almirall y Prat de la Riba. Con el paso del
tiempo este movimiento empezó a tener carácter político que quería un estatuto
de autonomía, pero no la independencia. A final del siglo XIX se crearon los
dos partidos nacionalistas catalanes de la época: en 1882 el Centre Catalá y en
1887 la conservadora Lliga de Catalunya. Gracias a Prat de la Riba ambos grupos
se unieron 1891, y se llamó Unió Catalanista. En su primera asamblea (1892) se
aprobaron las Bases de Manresa, donde se quería conseguir una amplia autonomía a
Cataluña.
En el País Vasco los orígenes del nacionalismo fueron la
defensa de los fueros que habían hecho los carlistas. La abolición del régimen foral
en 1876 fue como un insulto y un atentado contra sus derechos históricos. Hubo dos
opiniones: los que pedían la recuperación de los fueros y los que quisieron
aprovechar las circunstancias para conseguir alguna compensación económica del
gobierno. El nacionalismo vasco no era burgués, sino de los campesinos y clero
derrotados en las guerras carlistas. Además los elementos culturales vascos
(costumbres, folklore, deportes, lengua) estaban en peligro por la política unificadora
de España, pero también por la inmigración de trabajadores españoles que iban a
trabajar en la industria vasca. Para la defensa de la identidad nacional vasca
se creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895 por Sabino Arana. El PNV
estaba entre dos ideologías: la de los independentistas y las de los que querían
una autonomía política pero aceptando la pertenencia a España. Estos últimos eran
la burguesía industrial y financiera, que utilizaron las ideas radicales del
otro sector para presionar al gobierno español y conseguir sus deseos.
Otros movimientos regionalistas de menos importancia política
fueron los de Galicia y Andalucía, iniciados ya en el siglo XX. Sus líderes respectivos fueron
Alfredo Brañas y Blas Infante. Los dos reivindicaban una autonomía política.
CONCLUSIÓN
Este recorrido deja claro que el sistema canovista no
contento a toda la clase política, al contrario, éste fue utilizado para que
las minorías políticas pudieras reivindicar sus programas en una España que se
convirtió otra vez en monárquica. En el origen de los nacionalismos podemos
entender los actuales deseos de vascos y catalanes en la situación política actual.
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