jueves, 29 de mayo de 2014

LOS REINOS CRISTIANOS: ORIGEN Y EVOLUCIÓN

Introducción
Hasta el siglo X, la iniciativa y la hegemonía políticas en la Península correspondieron a los musulmanes, pero desde entonces y hasta finales del siglo XV la supremacía fue de los reinos cristianos. La evolución política de los territorios cristianos mostró una clara tendencia hacia la unificación de los diversos reinos. Desde el siglo XIII, la situación política estuvo dominada por dos grandes entidades: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.

1. Origen de los reinos cristianos
El Reino Astur-leonés
  • Los reinos y condados occidentales
En el año 718, un grupo de astures e hispano-visigodos refugiados en la zona cantábrica aceptó como jefe a un noble visigodo llamado Pelayo, quien unos años después ganaría una escaramuza contra los musulmanes en Covadonga en el año 722. Los reyes que sucedieron a Pelayo, especialmente Alfonso I, consolidaron el reino con pobladores de los valles del Duero, Miño y Ebro, y a finales del s. VIII la capital del Reino Astur se trasladó a Oviedo.
  • Los reinos y condados orientales

Los Pirineos eran la frontera entre el Imperio Carolingio y el poder musulmán andalusí. Carlomagno estaba interesado en controlar el Valle del Ebro para establecerlo como línea fronteriza (la Marca Hispánica), por eso ocupó Pamplona y también Barcelona.
Pero, a principios del siglo IX, en Pamplona, un miembro de la familia Arista expulsó a los nobles carolingios y se proclamó primer rey de Pamplona hacia el año 830. También Aznar Galíndez había establecido su dominio sobre el Condado de Aragón. El nacimiento de los condados catalanes fue en el siglo X cuando el conde Borrel II rompió las relaciones vasalláticas que le vinculaban al rey de los francos.

2. La consolidación de los reinos hispano-cristianos
En la primera mitad del siglo IX, Alfonso II transformó el Reino de Asturias en un verdadero Estado con una Administración que tomaba como modelo a la Monarquía Visigoda. Alfonso III, extendió las fronteras hasta el Duero y estableció la nueva capital del Reino en León. A comienzos del s. X el Reino Astur pasó a denominarse Reino de León: las regiones de Asturias, Galicia y León; y las marcas fronterizas de Portugal y Castilla (Condado de Castilla, que en el s. X con Fernán González logró gran autonomía). Sin embargo, hacia el siglo X, el Reino Astur-leonés conoció una grave crisis provocada por las luchas internas y por los ataques del Califato.
  • El Reino de Navarra
El Reino de Pamplona experimentó una notable expansión hacia el Sur a partir del siglo X y se transformó en el Reino de Navarra. El rey Sancho III el Mayor, durante el primer tercio del siglo XI, logró controlar diversos condados pirenaicos así como Castilla, convirtiendo de este modo al reino navarro en la principal potencia cristiana peninsular del siglo XI.
Cuando murió, su patrimonio se dividió entre sus hijos: García Sánchez reinó sobre Navarra, Fernando I gobernó Castilla, que se convirtió en un reino, y ocupó también León; Ramiro I se convirtió en rey de Aragón.
Durante dos siglos, Navarra cayó bajo la influencia francesa. Esta situación de hegemonía francesa terminó en el siglo XV, cuando Juan II de Aragón fue proclamado también rey de Navarra por su matrimonio con Blanca de Navarra. Finalmente, el rey Fernando el Católico invadió y conquistó Navarra en el año 1512.

3. Expansión territorial de los reinos cristianos
Este proceso conocido tradicionalmente como Reconquista se inició en el siglo X con la expansión por tierras riojanas y del Valle del Duero.
  • Formación y expansión de la Corona de Castilla
El origen del Reino de Castilla está en el reinado de Fernando I, hijo de Sancho III el Mayor, que unió Castilla y León en 1037. Logró dominar toda la Cuenca del Duero. Además, logró tener muchos ingresos gracias al cobro de parias.
Después de su muerte, el reino se dividió entre sus hijos, pero Alfonso VI logró unificar de nuevo todos los territorios. Este rey tomó Toledo en el año 1085. También realizó campañas militares en el este peninsular, pero fue derrotado por los almorávides y la posición de Castilla y León pasó a la defensiva hasta el siglo XII.
Alfonso VII el Emperador estableció la frontera en la línea del Tajo en la primera mitad del siglo XII. A su muerte, el reino volvió a dividirse, Castilla pasó a manos de su hijo Sancho III y su otro hijo, Fernando II heredó León.
En la segunda mitad del siglo XII se crearon en la Península las órdenes militares. Éstas se encargaron de la protección de enclaves estratégicos en las fronteras, como Calatrava o Alcántara. Esto permitió a Alfonso VIII de Castilla, hijo de Sancho III, avanzar hacia el río Guadiana y el alto Júcar.
Cuando el poder almohade se debilitó, reinos cristianos crearon una alianza, en la que también participaron caballeros franceses, que permitió derrotar a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Así fue posible ocupar todo el sur peninsular.
La definitiva unidad lograda por los castellanos y leoneses en 1230, durante el reinado de Fernando III el Santo, permitió la expansión por Extremadura y el Valle Bajo del Guadalquivir; mientras que en el Este se ocupó el reino musulmán de Murcia, con el cual había pactado su entrega en 1243. De esta manera, el único territorio musulmán que pervivía aún en esta época fue el Reino de Granada, hasta su conquista en 1492.
  • Formación y expansión de la Corona de Aragón
Ramiro I convirtió Aragón en un reino independiente de Navarra. Pero su hijo Sancho Ramírez los volvió a unir, y permanecerían así hasta el primer tercio del siglo XII.
En el siglo XII el expansionismo conquistador aragonés se aceleró. Así, Pedro I logró tomar Huesca y Barbastro. Su sucesor, Alfonso I el Batallador ocupó Zaragoza y diversas fortalezas en el Bajo Aragón.
En el año 1137 se produjo el acuerdo matrimonial entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV y la heredera de Aragón, Petronila (que tenía entonces un año de edad). Este compromiso suponía la unidad entre el reino de Aragón y los condados catalanes y, de esta manera, nacía la Corona de Aragón.

Esta nueva formación política orientó su expansión territorial hacia las costas mediterráneas con la toma de Lérida y Tortosa hacia mediados del siglo XII. En el siglo siguiente, Jaime I el Conquistador ocupó las Islas Baleares a excepción de Menorca, y conquistó el Reino de Valencia. Aragón y Castilla firmaron pactos para poner límites a la expansión en la Península y el Tratado de Almizra estableció la frontera en la línea Bíar-Villajoyosa, en la actual provincia de Alicante.
Pedro III ocupó Sicilia en 1282. Posteriormente, Jaime II conquistó Cerdeña en el siglo XIV y el Reino de Nápoles fue conquistado, ya en el siglo XV, por Alfonso el Magnánimo.
En el Mediterráneo Oriental se incorporaron, en el siglo XIV, los ducados de Atenas y Neopatria, gracias a las campañas de los almogáraves.

Conclusión
Los reinos peninsulares de la Edad Media fueron configurándose política, económica, social y culturalmente a lo largo de un prolongado proceso que duró casi ocho siglos, durante los cuales estos estados cristianos fueron expandiéndose en función de la mayor o menor fortaleza de sus vecinos musulmanes.
En el siglo XV, se produjo la Unión Dinástica entre Castilla y Aragón, que quedaban integradas en una misma monarquía, poniendo fin al proceso de conquista con la toma de Granada en 1492.
 

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