jueves, 29 de mayo de 2014

CARLOS V: POLÍTICA INTERIOR Y POLÍTICA EXTERIOR

INTRODUCCIÓN 
Tras morir Isabel I de Castilla en 1504, la corona pasó a su hija Juana I (“la Loca”), pero su incapacidad mental motivó que fuese su esposo Felipe (“el Hermoso”) quien en realidad ejerciera el poder. Con la muerte de éste en 1506, el reino de Castilla pasaría, como regente, a manos de Fernando el Católico (que -recordemos- seguía siendo rey de Aragón). Cuando éste fallece en 1516 y tras otra breve regencia del cardenal Cisneros, en 1517 fue proclamado rey Carlos de Gante (I de Castilla y, poco después, V como emperador de Alemania), hijo de Juana y Felipe. Juana I nunca fue destronada oficialmente, pero su vida pasó apartada en un convento de Tordesillas, sin que nunca interviniera en los asuntos políticos.

POLÍTICA INTERIOR 
Carlos I había recibido una gran herencia: sus posesiones principales eran Castilla, Navarra y los territorios del Nuevo Mundo (recibidos de su abuela Isabel I de Castilla); de su abuelo Fernando II de Aragón: Aragón, Cerdeña, el reino de Nápoles, Sicilia y algunas ciudades norteafricanas; y de los abuelos paternos (Maximiliano de Austria y María de Borgoña) diversas posesiones europeas (Flandes, el Franco Condado, el Ducado de Borgoña y algunos territorios en Austria y Alemania). A todos ellos habría que añadir poco después el título imperial del Sacro Imperio Romano-Germánico. 
Al comienzo del reinado de Carlos I se produjeron dos rebeliones internas:
  • Revueltas de las Comunidades (1520-21) está relacionada con el rechazo que sentían muchos habitantes de Castilla hacia la “invasión” de extranjeros flamencos que llegaron como consejeros y amigos personales del nuevo monarca. Las primeras decisiones del rey fueron especialmente equivocadas, pues nombró a dos compatriotas suyos para dos de los cargos más importantes (Arzobispo de Toledo y Presidente de las Cortes). En la sesión de Cortes para nombrarlo rey, los procuradores (representantes de las ciudades) exigieron al rey varios compromisos: debía vivir en este reino, respetar las leyes tradicionales de Castilla, no debía dar cargos a extranjeros y aprender la lengua castellana lo antes posible. La aceptación del rey evitó de momento la rebelión. Pero al poco tiempo muere su abuelo Maximiliano de Austria, por lo que los príncipes alemanes tenían que elegir a su sucesor como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Había dos candidatos: el rey francés Francisco I y Carlos I. La elección de Carlos en julio de 1519 le costó al rey español una suma inmensa de dinero en sobornos y en deudas con algunos banqueros. Cuando Carlos convoca en la Coruña una reunión de Cortes para conseguir dinero para su viaje a Alemania y así hacerse coronar emperador, la tensión era enorme. Finalmente las Cortes dieron su consentimiento. En el mismo momento que salió del país empezó la revuelta en Toledo y Segovia, y poco después se extendió a otras muchas ciudades castellanas. La de las Comunidades fue por tanto una rebelión política nacionalista, pero mezclada con aspectos sociales, puesto que, aunque iniciada por las ciudades, se sumaron a ella numerosos campesinos castellanos en contra de sus señores. Por ese motivo muchos nobles que al principio simpatizaban con la causa de los comuneros se cambiaron al bando del rey. Esto decidió el resultado de la guerra. Los rebeldes intentaron conseguir sin éxito la ayuda de la reina Juana. En la batalla de Villalar (1521) los comuneros fueron derrotados por el ejército real con la ayuda de la alta nobleza y, como consecuencia, sus líderes ejecutados. 
  • La revuelta de las Germanías (1520-21) fue un conflicto más social que político. Comenzó como una violentísima revuelta de los artesanos y los pequeños comerciantes valencianos contra la nobleza y alta burguesía, sectores que gobernaban las ciudades. Más adelante la rebelión se extendió a la isla de Mallorca, perteneciente también a la corona aragonesa. Los trabajadores de Palma de Mallorca se rebelaron contra los nobles que dominaban las ciudades y les agobiaban con altos impuestos. El ejército real, de nuevo con la ayuda de los nobles valencianos y mallorquines, aplastó la rebelión al año siguiente de iniciarse. Como consecuencia de estas dos revueltas, los grandes beneficiados fueron la alta nobleza y la propia monarquía, porque los Consejos (cuyos miembros, nobles en su mayoría, eran nombrados por el rey) consiguieron un mayor protagonismo gracias a las Cortes. En cambio la burguesía pasó a un segundo plano. A partir de ahora el reino de Castilla siempre obedecerá a los deseos del rey. Otro problema del reinado de Carlos V y de todo el siglo XVI fue la deuda permanente de la hacienda pública, puesto que con los crecientes impuestos y con el oro y plata americanos no había suficiente para pagar las costosas guerras exteriores que afrontó el emperador. Los principales impuestos tradicionales eran las alcabalas (10 % de todas las transacciones comerciales) y las aduanas. La deuda gigantesca que acumuló Carlos V con banqueros europeos (Fugger, Welsser…) fue una de las causas de su abdicación. Durante el reinado de Felipe II el problema aumentó.
POLÍTICA EXTERIOR
El sueño de Carlos V era formar un único estado cristiano europeo para luchar contra los enemigos del catolicismo. Los dos principales problemas de la Europa Católica eran el Imperio Turco u Otomano y la aparición del protestantismo. A ambos enemigos se unió su rivalidad con el rey francés Francisco I. Contra franceses, protestantes y turcos hubo un estado de guerra casi permanente. 
  • Los turcos estaban expandiéndose por el norte de África y Europa Oriental, por lo que los territorios austriacos estaban en peligro. Además la piratería practicada por barcos turcos era un serio problema para la navegación por el Mediterráneo. En el enfrentamiento con los turcos hubo una victoria (conquista de Túnez, 1535) y un fracaso (batalla de Argel, 1541). 
  • El problema del protestantismo: la idea imperial de Carlos V se basaba en la unidad religiosa de Europa en torno al catolicismo. Por tanto no podía aceptar que algunos súbditos suyos (Lutero y los primeros seguidores de sus ideas reformadoras eran alemanes) se rebelaran abiertamente contra el Papa. Primero el rey intentó solucionar los problemas: en las Dietas de Worms (1521) y Spira (1529) se intentó la reunificación, pero estos intentos fracasaron. El problema entre catolicismo y protestantismo se agravó cuando los príncipes de los estados alemanes luteranos se unieron en la Liga Smalkalda y hubo varias guerras contra las tropas imperiales. Finalmente el emperador Carlos tiene que aceptar en la Paz de Augsburgo (1555) el derecho de cada príncipe alemán a elegir la religión que quiera. 
  • Además, Carlos I tuvo que defender la superioridad hispánica en Europa frente Francisco I, rey de Francia. Los motivos del enfrentamiento fueron la disputa por varios territorios: Italia, Navarra, Rosellón, Cerdaña y Borgoña. Las alianzas con Inglaterra y Portugal (el rey se casó con una princesa portuguesa llamada Isabel) sirvieron para aislar aún más a los franceses. Hubo cuatro guerras entre las dos potencias, todas favorables a Carlos, destacando la batalla de Pavía (1525), en la que el Francisco I fue hecho prisionero. Como consecuencia, en el posterior tratado de Madrid el Milanesado quedó en poder de España. En resumen, el proyecto imperial de Carlos V de constituir una Europa unida bajo la fe católica –idea que podemos considerar más bien medieval y atrasada- provocó un estado de guerra permanente y acabaría fracasando, puesto que los turcos continuaron siendo una amenaza para Europa Oriental y para la navegación por el Mediterráneo, y el protestantismo se implantó en gran parte de Alemania y se extendió por numerosos países de Europa Central, Occidental y Septentrional. Por otro lado, la rivalidad y el enfrentamiento con Francia se mantendrá durante el reinado de su hijo Felipe II. Las continuas guerras fueron soportadas gracias a los hombres y recursos de Castilla, que se convirtió en el centro del Imperio (de hecho, el rey instaló su corte en la ciudad de Toledo). Pero ni siquiera contando con las grandes riquezas que traían los barcos procedentes de América se podía pagar esa ilógica política. Cansado, decepcionado por los fracasos, enfermo y con las arcas del estado prácticamente en ruina, Carlos abdicó en 1556, dejando a su hermano Fernando la corona imperial y los territorios de Austria y Alemania; y a su hijo Felipe II el resto. Se retiró al cacereño monasterio de Yuste, donde moriría dos años después. 
CONCLUSIÓN 
Aunque la monarquía hispánica en el s. XVI se convirtió en la gran potencia hegemónica de Europa, lo cierto es que bajo su aparente grandeza económica y política iba creciendo el germen de su decadencia futura, que se manifestó en el siglo siguiente. 
El s. XVI fue un periodo de la historia de España en el que se combinaron las luces y las sombras: junto a las grandes conquistas en el Nuevo Mundo convivieron el endeudamiento de la monarquía y el empobrecimiento de Castilla, en beneficio de la banca, la industria y el comercio extranjeros. 



FACTORES DEL PROCESO DE ROMANIZACIÓN

INTRODUCCIÓN
La “romanización” es el proceso de transformación gradual de los pueblos prerromanos que habitaban en la Península en ciudadanos del Imperio Romano, también la asimilación de las costumbres romanas, la organización política (provincias), jurídica (Derecho romano), social y, muy especialmente, la lengua (el latín).
1. Organización político-administrativa
El objetivo de la Hispania romana era conseguir un gobierno eficaz. Antes de que toda la Península estuviera conquistada militarmente, los romanos empezaron a aplicar su organización administrativa y política del territorio. Para controlar mejor el territorio, se dividió en provincias.
Cada provincia estaba dirigida por un gobernador y un consejo (Consilium). Había dos tipos de provincias: senatoriales (la Bética), o imperiales (la Tarraconense o la Lusitania).
- En los inicios de la conquista, Hispania se dividió en dos provincias: Ulterior y Citerior.
- En la época de Augusto se crearon tres provincias: Bética, capital Corduba; Lusitania, capital Emérita Augusta; y Tarraconense, capital Tarraco.
- En los s. III-IV d.C.: Gallaecia, Cartaginense, Tarraconense, Lusitania, Bética, Baleárica y Mauritana-Tingitana.
2. Vías de comunicación
La civilización romana fue principalmente urbana. Las ciudades romanas eran centros económicos y políticos, que tenían una serie de servicios: acueductos, teatros, foros, termas, templos…
Los romanos construyeron una red de comunicación con las calzadas, con el objetivo de asegurar el control de las ciudades y también unirlas, además de fomentar el comercio.
Las principales vías de comunicación fueron: la vía Augusta, por la costa mediterránea; la vía de la Plata; y la vía Transversal.
3. Organización económica
Desde la conquista romana la economía de Hispania tuvo un gran desarrollo hasta el s. III d.C. Las causas de este desarrollo fueron principalmente las mejoras técnicas y las relaciones comerciales.
  • El sector primario: La agricultura se fundamentaba en la tríada mediterránea: trigo, vid y olivo.
Algunas innovaciones técnicas fueron los animales de tiro, el barbecho y el regadío.
La producción ganadera era variada: vacuno, cerdos, caballos, etc.
La pesca también fue importante, unida a otras actividades como la producción de salazones, de sal y la salsa denominada garum.
  • Las actividades mineras: El desarrollo de la metalurgia permitió comprobar que nuestro territorio era muy rico en yacimientos mineros.
  • La esclavitud: La economía romana se basaba en la utilización de mano de obra esclava. Los esclavos eran prisioneros de guerra o capturados por rebelarse contra Roma. Los trabajos que realizaban los esclavos eran muy variados.
  • Economía monetaria y urbana: La economía del Imperio romano se basaba en los intercambios comerciales entre las diversas partes del mismo, gracias a las ciudades y las vías de comunicación.
Este desarrollo comercial se apoyó en una economía monetaria basada en el denario romano, que funcionaba como moneda internacional.
4. Organización social
La diferencia fundamental era entre hombres libres y esclavos, pero se diferenciaban varios grupos sociales:
- Orden senatorial, los más ricos.
- Caballeros, con cargos políticos, comerciantes…
- Plebe, el grupo más bajo de los hombres libres, y el más numeroso.
- Esclavos, no tenían derechos ni eran libres.
La familia era patriarcal.
5. Asimilación de la cultura romana
La difusión del latín, del derecho romano y de la religión (primero pagana, luego cristiana), fueron las principales manifestaciones de la romanización.
-El latín se difundió como lengua de prestigio, se impuso sobre las lenguas anteriores, aunque no desaparecieron del todo.
- El derecho romano regulaba las relaciones privadas y las instituciones públicas y su funcionamiento. Sirvió para unir a la sociedad. Todavía hoy es uno de los fundamentos del derecho occidental.
- La religión. Se respetaron las creencias religiosas, pero era obligado el culto al emperador y a los tres dioses de Roma: Júpiter, Juno y Minerva (Tríada Capitolina). La religión sirvió como medio de integración política.
A partir del s. III d.C. se difundió el cristianismo.
CONCLUSIÓN
Estos elementos conformaron algunas de las características esenciales – lenguas romances, religión cristiana, principios políticos y judiciales – que han ido configurando las sucesivas sociedades que se han asentado en el territorio de lo que se denominaba Hispania.
Aunque todas estas costumbres no se perderían, durante el s. III d.C. el Imperio Romano entra en crisis a causa de la dificultad de controlar territorios tan amplios. Las ciudades empezaron a decaer y la población buscó la protección de los terratenientes (ruralización). Así, los pueblos bárbaros pudieron ir entrando en el territorio imperial y empezó la presencia visigoda en Hispania, que duraría hasta el 711, con la invasión musulmana.

LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO

INTRODUCCIÓN 
El reinado de los Reyes Católicos (RR.CC.) está entre la Edad Media y la Edad Moderna. Significa el final de la Edad Media porque se unifican los reinos peninsulares, es el fin de la Reconquista y la victoria definitiva de la monarquía sobre la nobleza de Castilla. Significa el inicio de la Edad Moderna porque se ponen las bases administrativas en un Estado nuevo, que será la potencia más poderosa de Europa en el s. XVI y primera mitad del XVII, y al mismo tiempo se iniciará la aventura al otro lado del Atlántico con el descubrimiento de América.

I. LA POLÍTICA INTERIOR 
  • EL PROCESO DE UNIDAD TERRITORIAL 
A finales de la Edad Media la Península estaba dividida en cinco reinos: Castilla, Aragón, Navarra, Portugal y Granada. Los RR.CC. los unificarán excepto Portugal.
a)   La unión dinástica entre Castilla y Aragón. Utilizan la política matrimonial para conseguir sus objetivos. El matrimonio de Fernando e Isabel fue en 1469 en secreto, porque las relaciones de los dos reinos eran tensas. De hecho, cuando el rey Enrique IV (el Impotente), hermano de Isabel y a la que había nombrado heredera el año anterior (Pacto de los Toros de Guisando), cuando se enteró de la boda cambió el testamento a favor de su hija Juana (la Beltraneja). Por eso, cuando muere el rey, empieza una guerra civil entre los que apoyan a Juana y los que apoyan a Isabel. Al final venció Isabel, y en 1476 fue oficialmente reina de Castilla. Así fue la unión de las dos coronas, pero no una unión política. Esta unión se simbolizaba con el lema del reinado: “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”. Siguieron siendo dos reinos independientes, cada uno con sus propias instituciones y signos de identidad: moneda, lengua, cortes, aduanas, etc. Sin embargo Castilla era el estado más extenso, más rico y más poblado. Esta posición de predominio explica que la futura creación del Estado Español se haga sobre la base del reino castellano.
b)   La conquista de Granada. Desde 1236 Granada se mantenía independiente gracias a los tributos que pagaba a Castilla. Pero los Reyes Católicos quisieron terminar la Reconquista. La resistencia musulmana fue muy dura al ser una zona montañosa, con recursos y muy poblado. Pero en los últimos momentos empieza una guerra civil en Granada entre Boabdil y su padre Muley Hacen. Así, Fernando consigue la victoria en enero de 1492, y en el pacto de rendición se promete a los musulmanes que podrán conservar sus propiedades, sus leyes, su fe y su forma de vida (pero esto no se cumplirá más adelante).
c)   El Rosellón y la Cerdaña. Eran dos condados del Pirineo catalán que Juan II había entregado a Luis XI, pero Fernando, con el tratado de Barcelona en 1493, los recuperó.
d)   La ocupación definitiva de las islas Canarias. Las Canarias pertenecían a Castilla desde tiempos de Enrique III, pero la ocupación real se hace en esta época. Serán muy importantes como escala hacia las Indias (América).
e)   La conquista de Navarra. Cuando murió Juan II, en este reino se instaura una dinastía francesa. Fernando organizó una campaña dirigida por el duque de Alba que en 1512 tomó Navarra, aunque siguió manteniendo sus fueros y su independencia.
f)   Portugal. Isabel y Fernando intentan la unión con Portugal con la política matrimonial, por eso casaron a su hija Isabel con el rey de Portugal Manuel el Afortunado, pero el hijo de éstos, Miguel, que era heredero de toda la Península, murió a los pocos años. Más tarde, los RR.CC. casaron a su hija María con el mismo rey, pero ya no era la heredera de la Corona. La unión no se consiguió hasta 1580 con Felipe II.
  • LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO: la monarquía autoritaria. 
Los RR.CC. consiguen terminar con los problemas entre la nobleza y la monarquía: la nobleza pierde poder político, pero no el económico. Gracias a la derrota de los nobles, el rey concentra todo el poder y surge un estado fuerte (centralización del poder).
a)   Sometimiento de la nobleza, el clero y burgueses levantiscos. Los nobles son atraídos a la Corte para poder controlarlos fácilmente, además se les paga con tierras. Los que se resistían eran vencidos militarmente. El clero también era algo independiente, pero fue sometido por Fernando a través de un acuerdo con el Papa: el derecho de presentación o patronato: el rey presentaba una lista para los cargos más importantes, y de esta lista el Papa elegía. Además, el rey se convierte en maestre de todas las órdenes militares, por lo que el patrimonio de éstas pasa a ser del rey.
La burguesía también era bastante autónoma, y fue controlada con la figura del corregidor o representante del rey en el gobierno urbano. Las Cortes pierden su poder, aunque en Aragón siguen siendo importantes. Para acabar con los desórdenes públicos se creó la Santa Hermandad, una especie de policía contra el bandolerismo.
b)   La creación de organismos de poder. Los reyes se dedican a crear instituciones en las que apoyarse, consiguiendo también hacer llegar su autoridad a todos los lugares de sus reinos: Consejo Real (asesora al rey), Audiencias o Chancillerías (instituciones judiciales), ejército permanente.
c)   La unidad religiosa. Había tres religiones: musulmanes, judíos y cristianos. En 1478 se crea la Inquisición, su objetivo principal es perseguir a los falsos conversos al cristianismo. En 1492 se decreta la orden de expulsión de los judíos. El Cardenal Cisneros también obligó a los mudéjares a convertirse o emigrar.
II. LA POLÍTICA EXTERIOR 
El objetivo fundamental era aislar a Francia.
  •  LA POLÍTICA MATRIMONIAL: A su hija Juana la casa con Felipe de Austria, y a su hijo Juan con Margarita de Austria, ambos hijos de Maximiliano de Austria, emperador alemán. El hijo de Juana (la Loca) y Felipe (el Hermoso) será Carlos I, que hereda casi media Europa. A su hija Catalina la prometen con Enrique VIII de Inglaterra para comprar su alianza contra Francia, pero el rey inglés se separó de ella. 
  •  LA LUCHA POR ITALIA: Los RR.CC. y Francia habían llegado a un acuerdo en relación a Italia. Sin embargo, cuando las tropas francesas llegan, Fernando manda a Italia al Gran Capitán. Por el Tratado de Granada en 1500 España y Francia se reparten Nápoles, pero no se ponen de acuerdo, y desembarca otra vez el Gran Capitán y derrota a los franceses. 
  •  EL NORTE DE ÁFRICA: En el Norte de África Fernando intenta frenar al Imperio Turco. En 1479 se toma Melilla. Más tarde, durante la regencia de Cisneros y tras la muerte de Isabel (1504) se conquistan toda una serie de ciudades. 
  •  LA POLÍTICA ATLÁNTICA: En el Atlántico encontrarán otra zona de expansión, rivalizando con los portugueses que están firmemente asentados en la costa africana y que tratan de encontrar una ruta hacia la India y las Islas de las Especias evitando el cierre de las rutas comerciales que imponen los turcos en el Mediterráneo oriental. En esta línea se produce la ocupación definitiva de las Canarias y se apoya el proyecto de Colón. 
CONCLUSIÓN 
El reinado de los Reyes Católicos es el punto de partida de la Edad Moderna en España:
a) La autoridad monárquica se impuso sobre la poderosa nobleza.
b) Finalizó la Reconquista medieval.
c) Política de unidad religiosa y territorial.
d) Llegada al continente americano.
Sin embargo, fueron muchas también las pervivencias medievales de este reinado: la unión entre Castilla y Aragón fue tan solo dinástica, no territorial. Se mantuvo una corte sin capital fija.
El periodo de los Reyes Católicos fue una etapa crucial en nuestra historia. Con ellos se ponen las bases administrativas de un Estado nuevo, que estará llamado a ser la potencia más poderosa de Europa en el s. XVI y primera mitad del XVII.

LOS REINOS CRISTIANOS: ORIGEN Y EVOLUCIÓN

Introducción
Hasta el siglo X, la iniciativa y la hegemonía políticas en la Península correspondieron a los musulmanes, pero desde entonces y hasta finales del siglo XV la supremacía fue de los reinos cristianos. La evolución política de los territorios cristianos mostró una clara tendencia hacia la unificación de los diversos reinos. Desde el siglo XIII, la situación política estuvo dominada por dos grandes entidades: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.

1. Origen de los reinos cristianos
El Reino Astur-leonés
  • Los reinos y condados occidentales
En el año 718, un grupo de astures e hispano-visigodos refugiados en la zona cantábrica aceptó como jefe a un noble visigodo llamado Pelayo, quien unos años después ganaría una escaramuza contra los musulmanes en Covadonga en el año 722. Los reyes que sucedieron a Pelayo, especialmente Alfonso I, consolidaron el reino con pobladores de los valles del Duero, Miño y Ebro, y a finales del s. VIII la capital del Reino Astur se trasladó a Oviedo.
  • Los reinos y condados orientales

Los Pirineos eran la frontera entre el Imperio Carolingio y el poder musulmán andalusí. Carlomagno estaba interesado en controlar el Valle del Ebro para establecerlo como línea fronteriza (la Marca Hispánica), por eso ocupó Pamplona y también Barcelona.
Pero, a principios del siglo IX, en Pamplona, un miembro de la familia Arista expulsó a los nobles carolingios y se proclamó primer rey de Pamplona hacia el año 830. También Aznar Galíndez había establecido su dominio sobre el Condado de Aragón. El nacimiento de los condados catalanes fue en el siglo X cuando el conde Borrel II rompió las relaciones vasalláticas que le vinculaban al rey de los francos.

2. La consolidación de los reinos hispano-cristianos
En la primera mitad del siglo IX, Alfonso II transformó el Reino de Asturias en un verdadero Estado con una Administración que tomaba como modelo a la Monarquía Visigoda. Alfonso III, extendió las fronteras hasta el Duero y estableció la nueva capital del Reino en León. A comienzos del s. X el Reino Astur pasó a denominarse Reino de León: las regiones de Asturias, Galicia y León; y las marcas fronterizas de Portugal y Castilla (Condado de Castilla, que en el s. X con Fernán González logró gran autonomía). Sin embargo, hacia el siglo X, el Reino Astur-leonés conoció una grave crisis provocada por las luchas internas y por los ataques del Califato.
  • El Reino de Navarra
El Reino de Pamplona experimentó una notable expansión hacia el Sur a partir del siglo X y se transformó en el Reino de Navarra. El rey Sancho III el Mayor, durante el primer tercio del siglo XI, logró controlar diversos condados pirenaicos así como Castilla, convirtiendo de este modo al reino navarro en la principal potencia cristiana peninsular del siglo XI.
Cuando murió, su patrimonio se dividió entre sus hijos: García Sánchez reinó sobre Navarra, Fernando I gobernó Castilla, que se convirtió en un reino, y ocupó también León; Ramiro I se convirtió en rey de Aragón.
Durante dos siglos, Navarra cayó bajo la influencia francesa. Esta situación de hegemonía francesa terminó en el siglo XV, cuando Juan II de Aragón fue proclamado también rey de Navarra por su matrimonio con Blanca de Navarra. Finalmente, el rey Fernando el Católico invadió y conquistó Navarra en el año 1512.

3. Expansión territorial de los reinos cristianos
Este proceso conocido tradicionalmente como Reconquista se inició en el siglo X con la expansión por tierras riojanas y del Valle del Duero.
  • Formación y expansión de la Corona de Castilla
El origen del Reino de Castilla está en el reinado de Fernando I, hijo de Sancho III el Mayor, que unió Castilla y León en 1037. Logró dominar toda la Cuenca del Duero. Además, logró tener muchos ingresos gracias al cobro de parias.
Después de su muerte, el reino se dividió entre sus hijos, pero Alfonso VI logró unificar de nuevo todos los territorios. Este rey tomó Toledo en el año 1085. También realizó campañas militares en el este peninsular, pero fue derrotado por los almorávides y la posición de Castilla y León pasó a la defensiva hasta el siglo XII.
Alfonso VII el Emperador estableció la frontera en la línea del Tajo en la primera mitad del siglo XII. A su muerte, el reino volvió a dividirse, Castilla pasó a manos de su hijo Sancho III y su otro hijo, Fernando II heredó León.
En la segunda mitad del siglo XII se crearon en la Península las órdenes militares. Éstas se encargaron de la protección de enclaves estratégicos en las fronteras, como Calatrava o Alcántara. Esto permitió a Alfonso VIII de Castilla, hijo de Sancho III, avanzar hacia el río Guadiana y el alto Júcar.
Cuando el poder almohade se debilitó, reinos cristianos crearon una alianza, en la que también participaron caballeros franceses, que permitió derrotar a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Así fue posible ocupar todo el sur peninsular.
La definitiva unidad lograda por los castellanos y leoneses en 1230, durante el reinado de Fernando III el Santo, permitió la expansión por Extremadura y el Valle Bajo del Guadalquivir; mientras que en el Este se ocupó el reino musulmán de Murcia, con el cual había pactado su entrega en 1243. De esta manera, el único territorio musulmán que pervivía aún en esta época fue el Reino de Granada, hasta su conquista en 1492.
  • Formación y expansión de la Corona de Aragón
Ramiro I convirtió Aragón en un reino independiente de Navarra. Pero su hijo Sancho Ramírez los volvió a unir, y permanecerían así hasta el primer tercio del siglo XII.
En el siglo XII el expansionismo conquistador aragonés se aceleró. Así, Pedro I logró tomar Huesca y Barbastro. Su sucesor, Alfonso I el Batallador ocupó Zaragoza y diversas fortalezas en el Bajo Aragón.
En el año 1137 se produjo el acuerdo matrimonial entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV y la heredera de Aragón, Petronila (que tenía entonces un año de edad). Este compromiso suponía la unidad entre el reino de Aragón y los condados catalanes y, de esta manera, nacía la Corona de Aragón.

Esta nueva formación política orientó su expansión territorial hacia las costas mediterráneas con la toma de Lérida y Tortosa hacia mediados del siglo XII. En el siglo siguiente, Jaime I el Conquistador ocupó las Islas Baleares a excepción de Menorca, y conquistó el Reino de Valencia. Aragón y Castilla firmaron pactos para poner límites a la expansión en la Península y el Tratado de Almizra estableció la frontera en la línea Bíar-Villajoyosa, en la actual provincia de Alicante.
Pedro III ocupó Sicilia en 1282. Posteriormente, Jaime II conquistó Cerdeña en el siglo XIV y el Reino de Nápoles fue conquistado, ya en el siglo XV, por Alfonso el Magnánimo.
En el Mediterráneo Oriental se incorporaron, en el siglo XIV, los ducados de Atenas y Neopatria, gracias a las campañas de los almogáraves.

Conclusión
Los reinos peninsulares de la Edad Media fueron configurándose política, económica, social y culturalmente a lo largo de un prolongado proceso que duró casi ocho siglos, durante los cuales estos estados cristianos fueron expandiéndose en función de la mayor o menor fortaleza de sus vecinos musulmanes.
En el siglo XV, se produjo la Unión Dinástica entre Castilla y Aragón, que quedaban integradas en una misma monarquía, poniendo fin al proceso de conquista con la toma de Granada en 1492.